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ESCRITOS

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  • Foto del escritorANDARES

4° RENDER: MEMORIAS PARA TOMAR IMPULSO

Para acometer el nacimiento de la obra de un realizador y clasificarla -teniendo en cuenta la permanente mutación del indómito arte cinematográfico en el que este germina, eclosiona- y para perfilar las primeras formas audiovisuales que aquel realizador entregará a la palestra pública, lo más sensato es que las palabras elegidas que van a reseñar ese proceso de escritura sean membranas flexibles lo suficientemente amplias para propiciar la evolución de esa obra que sólo cumplir con delimitar y etiquetar canónicamente.



Por ello es que celebro que las secciones que componen el Festival de Cine Universitario Render tengan la amplitud conceptual para el amparo de las producciones amateur o primerizas, llámense Manifestaciones, Pulsaciones, Narrativas y Memorias, títulos (palabras) que aluden perfectamente a materias en formación. En consecuencia con esta actitud respetuosa de crear cinematográficamente, la mirada crítica hacia estas materias y sus incipientes formas no puede ser ni agreste ni complaciente. Aunque no podemos perder la perspectiva de que estamos ante el principio, el germen, las primeras incursiones de nuevos realizadores en esto que amamos hacer, abordar y ver: el cine.


Recuerdo que en la vida universitaria tiene una presencia muy fuerte el deseo de transformación, la inquietud por conocer e involucrarse en los problemas de la sociedad a la que una pertenece, espíritu que –a mi parecer– cultiva más sostenidamente quien tiene las mañanas y no los finales de la tarde o las luces artificiales para hacer sus tareas. Es en estos jóvenes ciudadanos en los que aún pervive la fuerza, la emoción por alterar los parsimoniosos estados de poder, por movilizar a las gentes, por prestar manos, por dar abrazos, por poner el pecho y la voz. La reflexión, la movilización, la transformación para la atención de necesidades urgentes son acciones que van configurando la historia y el cine no le es ajeno.


La sección Memorias se comprende por cuatro cortometrajes peruanos, uno ecuatoriano y otro mexicano seleccionados por la comunicadora Luz Estrello del Colectivo Maizal. Lo particular, el distingo, reposa en la variedad de abordajes a la realidad. Podemos aproximarnos a la corrupción en La Exclusiva, de César Cubas, mediante una ficción que cuestiona el accionar ético de la prensa a través de dos generaciones representadas por padre e hijo que discuten por la publicación de una noticia sobre actos de corrupción (la venta irregular de balones de oxígeno en los tiempos álgidos de la pandemia), que en este cortometraje como tantas veces en la realidad, lejos de terminar en una proceso de justicia, deviene en una persecución que podría tomarse como exagerada, aunque a la luz de los crímenes que se han cometido y se siguen cometiendo contra periodistas en nuestro país y el mundo, no resulta tan descabellada. Pueden destacarse las esmeradas actuaciones de los protagonistas Adrián Mercado y Erick Alpaca.


Desde Casa es un (falso) documental en el que se entrevista a un estudiante de secundaria que aborda la situación de la educación en el Perú en tiempos de pandemia. El relato es una visión particular que desnuda la improvisación, la falta de recursos, las dimensiones afectivas del espacio y la comunidad escolar que se han visto afectadas por la distancia más que por la virtualidad: La casa y sus habitantes como nuevo escenario y actores en el aprendizaje, respectivamente; la incertidumbre sobre el futuro de las clases en las aulas. En fin, todo el reto que ha significado para la educación peruana darle continuidad a las clases ante la eventualidad pandémica del Covid 19. Este cortometraje es una realización colectiva del Microcine Ayacucho del Grupo Chaski.


Siguiendo con la educación como tema, tenemos a Garcilaso, la historia poco escuchada, un sentido relato anónimo de un ex-estudiante de aquella universidad privada que fuera cerrada luego que la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria (SUNEDU) le denegará el licenciamiento, decisión que dejó en el limbo a egresados y estudiantes y cuya responsabilidad el realizador atribuye al ex-rector Luis Cervantes Liñan. El relato alterna la denuncia con testimonios emocionales, así mismo presenta datos periodísticos con fotografías personales. Elementos del cine documental de denuncia pese a que el festival -o su propio realizador- presenta este trabajo como cortometraje de ficción.


También encontramos un tratamiento marcadamente personal sobre otro problema social peruano –esta vez enfocado en la violencia policial– en ¿Por qué los tombos son tan cagones? Su director Diego López Bacilio desarticula con pericia de cronista los signos lingüísticos de la Policía Nacional del Perú. La ironía bien dosificada va realizando una radiografía de la personalidad, el hábitat, las costumbres de estas fuerzas del orden y a quiénes sirven y amparan su enajenado accionar. Notable ejercicio de análisis para una lectura social.


Aquí se está cocinando algo, realización de los colectivos ecuatorianos Chawpi:, Laboratorio de creación, Maizal y Yama, es el registro de una victoria en la defensa de los territorios y los derechos de pueblos originarios e indígenas del Ecuador: en esta ocasión la Unión de Organizaciones Campesinas de Cotacachi (UNORC). Aquí cucharones y manos se fusionan en la cocina y en los diálogos las ayudas brotan multiplicadas en voluntades inagotables. Este cortometraje retrata la retaguardia de las luchas populares, donde no suele repararse ni posarse la vista, desmonta lo visible y nos muestra parte de la estructura en la que se sostiene y descansa la protesta. El ritmo presuroso del documental, el cruce de los diálogos ponen de manifiesto la inmediatez con la que se debe accionar frente al hambre.


Y Flores de la Llanura, cortometraje proveniente de Guerrero, México, aborda uno de los más graves problemas de la comunidad latinoamericana: el feminicidio. Da cuenta que la elaboración del textil artesanal es una actividad ritual gregaria, sanadora, que toma fuerza en el entramado mutuo, tal como se podría entender la sororidad. Este documental asienta sus bases en el trabajo fotográfico con fineza de tejido arácnido de Jessica Villamil y en la dirección de Mariana X. Rivera junto a un equipo de predominancia femenina.


La sección Memorias, tanto en lo nominal como en el conjunto de obras que la integran, guarda un deseo implícito: el de quedar como registro de los conflictos y sus luchas allí representadas, de las reflexiones en torno a ellas, a dónde luego podamos volver a acudir para tomar impulso.



Dixia Morales / Andares Cine


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