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13° AL ESTE: BREVES EXPERIMENTACIONES

Actualizado: 23 jun 2022

Suficiente con las imágenes, texturas y sonidos de esta selección como para intentar experimentar con la escritura de este texto, por lo que entro en materia al toque abordando cada obra (peruana) en el orden de presentación (o de narrativa, ya veremos) que el mismo festival propuso.


[Pero antes, lo siento, una duda. En los créditos del festival se consigna que la artista visual Angie Bonino está a cargo del comité de selección de esta categoría, pero no sé si haya más de una persona en el referido comité. Sólo eso]



CORTAR UN ÁRBOL EN LA LUNA VERDE de Felipe Esparza


El cine de Felipe Esparza es uno de los más prolíficos en el experimental peruano. En líneas generales, o simples, es un cine muy ritualista, donde confluyen enespacios sagrados” —como titulara un trabajo suyo del 2016— rutinas rurales, costumbres ancestrales, sonidos ambientales penetrantes y cantos extáticos. (Casi) siempre en un blancoinegro intemporal que nos sugiere un escenario onírico o un trance audiovisual.


Sin embargo, creo que en Cortar un árbol en la luna verde predomina un tono etnográfico bastante más observacional de la selva, sus ríos, sus ramas, sus insectos, sus cultos y sus gentes, que posterga hacia el final la intención de trance cinematográfico que hasta ahora Esparza había preponderado sensorialmente en su obra. No sé, siento superficial —en comparación a otros trabajos del mismo autor— la representación, digamos, pasiva que hace de esos espacios amazónicos que ya ha demostrado sacudir con un montaje más dinámico y penetrado con un trabajo sonoro más inmersivo que incluso nos podía remitir a otras fuentes sonoras de las que veíamos en pantalla. No obstante, hacia el final entra el canto shipibo-konibo sanador de Guillermo Arévalo que repone los fueros reconocibles del cine de Esparza en lo auditivo, pero que no repara una primera parte que más me refiere a un trabajo académico de antropología visual que a una obra experimental de enajenantes antecedentes.


NO ACTOR de Rafael Arévalo


Este es prácticamente el reel oficial —estética y funcionalmente, pese a que se presente como manifiesto experimental— del mismo Rafael Arévalo como actor, o figurante, de sus propias películas. Un collage en movimiento autopromocional que interviene dieciocho trabajos de distinta duración de este prolífico pero irregular cineasta que, sin embargo, cuenta con un puñado de títulos apreciables, como Alienados (2008), AM/FM (2012) y Biopic (2012), que sugiero revisar para ubicarse temporalmente en el periodo de ebullición del cine peruano contemporáneo —o llámese independiente, nuevo, urbano o radical—, cuando la brecha formal entre el cine “con plata” y “sin plata” era muy ancha y acontecían efervescentes discusiones estéticas y también politiqueras a propósito de.


PERMANENCIA de Abril Iberico


Videoperformance sobreproducido que termina pareciendo un fashion film excesivamente tristón.


Permanencia va de que una chica muy joven (Marianne Carassa) recorre apesadumbradamente por última vez la casota de grandes ventanales y amplios cuartos que debe abandonar. Los montones de cajas apiladas en el piso no indican otra cosa que una ordenada mudanza. Sin embargo, está todo tan acicalado, lustroso y forzosamente bonito que pareciera un video promocional arty de bienes raíces y no una obra experimental que debería transmitir la emotividad de un adiós, la melancolía por el fin de un ciclo.


Pero la interpretación de la protagonista me parece correcta al primero contener y luego desplegar sus movimientos con un cadencioso in crescendo corporal. Sin embargo, las alegorías cursis como la canica de la infancia, el espejo que le remite fuertes recuerdos y el globo que deja volar para liberarse de su pena, me dan más pistas de un disfuerzo semiótico académico que de una propuesta performativa más liberada. Pues sí, se ve todo muy afectado. Pero en los créditos finales nos despide el logo de la Universidad de Lima como para aclararnos que se trata de experimentaciones estudiantiles. Y eso nunca puede estar mal, cual sea la casa de estudios.


DESDE EL MAR de Bereniz Tello y Jeff Talledo


Esta obra comisionada para la exposición online de correspondencias audiovisuales "Los días son iguales, las horas no", curada por el también cineasta Antolín Prieto y producida por el Centro Cultural de España en Lima es un intercambio entre Bereniz Tello como remitente y Jeff Talledo como destinatario, de Lima a Piura, tres veces cada uno, respectivamente.


Bereniz y Jeff van y vienen con pensamientos libres y confesiones varias que les provocó la vida en pandemia. Crisis sanitaria mundial agravada por crisis política nacional con golpes de estado, elecciones polarizadas y un bicentenario que nunca supimos cómo celebrar ni por qué.


Si bien ambos reconocen la dificultad (más discursiva que técnica) del encargo, las correspondencias de Bereniz son más evocativas, afectadas, un poco poetizantes a veces, pero siempre en forma de filmensayo. En cambio, Jeff, pese a sonar más apocado, es más confesional e íntimo: familia y amigos protagonizan sus entregas en forma de cinediario. Ambos tonos contrastan, el solemne y el tímido, mas no se repelen entre sí, pues en la honestidad convergen. Desde el mar es una pieza frágil y sensible, pero eso no la hace débil sino evanescente y cariñosa.


DESPIERTA de ehua, Clarissa Rebouças, Diego Rojas y Natalie Fontalvo


Este experimento inmersivo fue realizado en el marco de Kinomada #25: Laboratorio de Creación Intensiva de Cortometrajes en Quebec, Canadá, en octubre del 2021. Este proyecto nómada de realización experimental québécoise aterrizó en dos ocasiones en Iquitos, en la selva peruana, en el lapso de diez años, en 2009 y 2019. Imágenes, sonidos y más imágenes creadas a lo ancho del mundo en cada nueva residencia.


Despierta simula adentrarse en las entrañas de la naturaleza con una cámara movediza, inquieta, y unos efectos visuales que sugieren un viaje alucinógeno. La naturaleza que esta obra nos propone tocar y sentir se representa a través del cuerpo violáceo (con brillosas raíces verdes) de Natalie Fontalvo con una performance ecologista. Más allá de los efectos luminiscentes que pueden chirriar al superponerse hacia el final, destaco el multitrabajo de la artista visual ehua en la codirección, montaje, animación, efectos VFX y co-composición sonora junto a Diego Rojas. Despierta en su totalidad se adscribe ceñidamente al estilo e identidad del trabajo visual de ehua.

ENSAYO 1: A SOLAS EN FAMILIA de Rafael Gonzáles

Este ensayo reflexivo de índole personal acerca de la condición de la propia masculinidad de su autor está revestido de un found footage bastante aleatorio, poco sugerente. Como imágenes que van y vienen sin ton ni son para recubrir las palabras que Rafael Gonzáles afectadamente declama sobre sí. Unos pocos planos en blancoinegro filmados por él mismo salpican durante los cuatro minutos que dura el metraje y aquéllos me dan una sensación más sincera de confidencia que los footages rejuntados en el montaje. Y es que esos planos más artesanales guardan mejor relación con el tono de voz del testimonio de Rafael que una edición visualmente disociada de su estado de ánimo. Se titula Ensayo 1, entonces vienen más y eso es bueno para seguir experimentando en el camino.


FAMILY ORIGIN de Roberto Flores


Roberto Flores es un nombre habitual en las selecciones de cortometrajes de este festival. Incluso en esta misma edición también compite en la sección Perú Emergente con El último semestre que revisaré en el próximo texto dedicado a esa competencia.


Family origin se sostiene de dicotomías. En un principio alterna fotografías blancoinegro (técnica recurrente en esta selección) sin aparente vinculación entre sí de una casona, chicos de colegios privados, de universidades públicas, eventos culturales y sociales, y un retrato sin rostro. Una imagen roja de una máscara folklórica interviene fugazmente cada transición entre fotogramas como si avisara algo. Corte abrupto. Negro. Es allí donde la película se entrega a la referida dicotomía, se parte en dos, y expresa sus analogías críticas de causa y efecto a través de una voz en inglés que repite constantemente “National: failure. Foreign, abroad: success”. O sea, “Nacional: fracaso. Extranjero, extranjero: éxito”, sobre un fondo negro donde van apareciendo, uno por uno, seis retratos de fotos carné de una familia peruana.


Y así Flores plantea inicialmente su tesis confrontando dos frentes: procedencias (nacional y extranjero) y destinos (fracaso y éxito) que se oponen.


De inmediato, tras fotografías rojísimas de personajes con máscaras de celebraciones folklóricas como reafirmación de una identidad andina, la referida dicotomía se retoma para seguir machacando con la idea ya expuesta. Sobre el fondo de una fachada la palabra “casa” se tacha por su traducción al inglés “home”; al igual que sobre retratos familiares de raíces andinas, la palabra “familia” es aplastada por “family”.


Pero si aún no ha quedado claro, Family origin —cachoso título en inglés— se remata con una última analogía bastante más desesperanzadora y tajante, obvio también en inglés: “White: success. Brown: failure”. Léase, “Blanco: éxito. Marrón: fracaso” con imágenes varias detrás que salpican hasta el cierre. Flores alega fuerte durante cuatro minutos y se va tirando un portazo.



ESTE VIDEO NUNK DEBIÓ SALIR, dirigido por Bryan Urrunaga


Este video nunk debió salir es un proyecto de naturaleza audiovisual pero de esencia escénica urdido conceptualmente por Proyecto Humanx, colectivo de audiovisual/performance que ha trabajado regularmente las llamadas videoperformances, obras audiovisuales entre poéticas y poetizantes donde la danza y la acción hacen de su cruce un sentido —aunque no siempre sea logrado, como todo en la vida—, y también interpretado por Acuerpa La Colectiva, de la que no tengo referencia de sus antecedentes. Es entre ambos colectivos que se reparten las directrices artísticas de esta puesta en escena.


La versión audiovisual —porque se ha llevado a escena presencialmente en su estreno en la explanada del parque Ramón Castilla de Lince en septiembre y en la Antifil de octubre del año pasado— la dirige Bryan Urrunaga, quien con su dramático trabajo anterior, La celebración, participó de este mismo festival en su undécima edición el 2020.


Con Este video nunk debió salir estamos principalmente ante una apreciable y meticulosa coreografía escénica que la cámara de Jesús Ascama asimila y acompaña con pulso y oficio pese a la agitada dinámica de la misma. Cámara y acciones van sincronizándose en un plano secuencia —en verdad son dos que solapadamente quieren pasar como uno— que recorre de lado a lado una opulenta fiesta de enmascarados políticos corruptos que se regodean en su abundancia como si se tratara de un culto a la angurria. Para que el statement político de la propuesta quede claro no podía faltar la infiltrada progre en el nido de ratas que proclama “Memoria y Dignidad” agitando su banderita (gesto enfático y redundante que sobra porque de por sí la representación grotesca de los miembros de la clase política ya indica una inconfundible toma de posición de los autores), pero de inmediato es reducida y termina en la ruma de cuerpos violentados por el impune poder político, cuerpos que a posteriori regresan a rastras por justicia cuando la juerga pro fondos multimillonarios para esta Keiko ficticia está en su clímax de obscenidad y billetes.


Este video nunk debió salir es más bienvenida si reconocemos el lúdico tono naif de la propuesta, liberada de cualquier solemne militancia cuya usual densidad aquí es transformada y conducida hacia otros senderos como la danza desembarazada, la música festiva y el humor estrafalario. Es una obra que pide ser disfrutada en su desenfado. Y está bien si no lo consigue con todos.


Complementario al destacado trabajo de Urrunaga en la dirección (cinematográficamente) coreográfica y Ascama en el armonioso acompañamiento visual de la misma, los detalles de la dupla de Jimena García y Hans Elías en el arte y la expresiva iluminación de Alejandro Beck y Samuel Arias dejan bien marcada su impronta visual. Y aunque a veces parezca que pienso lo contrario, pues no, el cine también es técnica.


TERXILIO de María Pía Ramirez


En su sinopsis, Terxilio es clasificado como un videopoema por su autora María Pía Ramírez, quien con la simpática Oblivio (2018) ya había explorado la enajenación por la computadoras y las realidades virtuales o alternativas que podemos proyectar a través de estas. No obstante, a mi entender, el término videopoema le queda bastante corto a esta obra que utiliza audaz y oficiosamente recursos del desktop cinema (o cine de pantallas de computadoras) para ensayar reflexiones de orden sociológico, quizás sí, con un tono poético aunque también mordaz.


Con Terxilio (de texto, exilio e internet; imagino), Ramírez hace la simulación de ser una computadora que piensa artificialmente para interpelarse a sí misma —y a nosotros en el trayecto— acerca de la peruanidad y lo que ello acarrea territorial, política e identitariamente.


María Pía a través del Asistente de voz de Google —que había hecho aparición estelar en el cine peruano con la emotiva Vacío/a, de Carmen Rojas Gamarra, en 2016— se pregunta, nos pregunta, “¿Qué es Perú?”. ¿Acaso un video del canal Willax? ¿Un mítin de Keiko Fujimori? ¿Los vladivideos? ¿Un reclamo por legitimidad electoral de un líder amazónico del Aidesep? “¿Qué es ser peruano?” ¿De primera o de segunda categoría? ¿Cómo nos sentimos? ¿Cómo nos vemos? Una tiradera de preguntas que se nos dispara y que así mismo intenta hacerse cargo con imágenes que el internet arroja, que María Pía arroja, tan aturdida, tan desencajada, como nosotros. Y esa es la idea. “¿Por qué no eres como yo, humano?”, pregunta Terxilio o la María Pía en modo buscador, cuyas respuestas entregan la pantalla vertical de Google Lens con brazos, pieles, seres humanos que están del otro lado, como en otro sistema. A esta altura la propuesta pone en cuestión si con lucidez alcanza o la inteligencia artificial tiene más claro que nosotros dónde estamos parados.


Ante tantas dudas que una pantalla no puede responder, la narración nos saca de la interface, del escritorio de la PC o de la pantalla del celular, para recorrer las calles con un efecto de mirada robótica, o de juego en red, que radiografía la realidad en píxeles, y analiza las características de los ciudadanos que vemos al paso —¿terrícolas?, ¿terrucos?, ¿de tercera categoría, ¿tercermundistas?— mientras el contexto se va descomponiendo a grandes rasgos hacia un fondo sólo de píxeles blancos y grises. O sea, todo lo contrario al vacío (a la nada) sino, más bien, propone un recomienzo, un reset.


En Terxilio la falta de respuestas sobre la llamada realidad nacional no sólo “tergiversan” la existencia que alude el corto sino que la conducen hacia una pantalla en limpio, como una hoja en blanco, dando paso a que nuevas preguntas justifiquen ese reset del final. ¿Qué será Perú en adelante?, ahora me pregunto yo poniéndome en la cabeza de la autora para una secuela, ja. Técnica y discursivamente, es un logro este trabajo y creo que se nota en la extensión del texto al respecto.


Terxilio fue producida en el taller de Apropiacionismo del Laboratorio de Creación Audiovisual PATRIA: Historias Alternativas del Bicentenario, donde se realizaron otros 31 cortometrajes y 6 proyectos transmedia de distintas regiones del país. Sin duda alguna, PATRIA, impulsado desde Cajamarca por Gabriel Tejada y el equipo de La Oficina, fue uno de mis más interesantes descubrimientos en la reciente pandemia bicentenaria en cuanto a cine peruano se refiere, porque dispuso una generosa plataforma de formación y exhibición para dar a conocer nuevos realizadores y ejercitar a otros cuantos más experimentados en el relato breve cinematográfico, además de plantear un libre abordaje al complejo rollo de la independencia del Perú, su significado de cualquier índole y toda la cola que eso trae consigo.


SENDA IRREVERSIBLE de Marcelo Mellado


Digamos que es el videoclip experimental de la pieza sonora homónima compuesta por Árbol (Diego Faucheux) y el mismo Marcelo Mellado en una residencia artística en el Paradero Cultural de Lince. Senda irreversible —el videoclip, y no hay nada de malo en trabajar ese género— es la evocación visual del track en cuestión representada por pantanos, ríos, campo, árboles, caminos y cielo abierto no sin algunos filtros cromáticos de por medio para apelar a la abstracción experimental que su música (y esta selección) solicita(n) y que está reforzado por el registro en vivo de ambos artistas interpretando su música entre consolas y computadoras al cierre del mismo.


Sin embargo, debo reconocer que la pieza sonora me parece más interesante que su ilustrativa versión audiovisual, porque consigue transportarnos perceptivamente a distintos espacios naturales y subconscientes sin un solo plano ni efecto cromático de más.


LA ÚLTIMA PIEZA de Silvana Alarcón Sánchez


Íntimo y sentido filmensayo de una nieta que homenajea la memoria de su abuelo, Mario Sánchez Duran, con la reconstrucción de algunas fotografías cuyos negativos él mismo cortó como queriendo destruir su pasado. Cuenta Silvana Alarcón que su abuelo sufre un trastorno de muerte psicógena que le ha expropiado las ganas de vivir. Pero creo que ella tiene razón al creer que “la muerte yace dormida entre todos nosotros”. A todos nos tocará.


Y entonces, sin parafernalia de producción, estridencia narrativa ni chirriantes efectos visuales, Silvana con sus propias manos ensambla aquella memoria fotográfica mutilada que puede trascender la historia familiar propia para sobrecoger a extraños como yo con imágenes de gente feliz así sea del pasado, que no es poca cosa y se agradece en tiempos más perversos como los de hoy. Sobre el sonido de las olas del mar que acarician el relato, ella piensa, siente, extraña, quiere y, principalmente, rehace una identidad casi extraviada en base a cariñosos recuerdos que los negativos fotográficos cortados afortunadamente no pudieron deshacer. La última pieza es muy sencilla —también frágil como lo celebramos de Desde el mar—, pero aún más entrañable como una afectuosa conversación privada que quisiéramos conservar.



John Campos Gómez / Andares Cine

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